Nos encontramos con un lugar estrecho en la entrada, que se amplía en su interior, donde hay mesas para grupos y la cocina, a vistas del cliente; es un local donde reina la madera y que está iluminado con una luz ténue, que le da un aire oculto y clandestino: ¡welcome to USA! En lo que a su carta se refiere, ésta es corta y la encontramos dividida en la zona burger y la zona chicken, más unos acompañamientos: mazorca de maiz a la brasa (con salsa de mantequilla), patatas caseras, cebolla en tempura, ensalada de col o ensalada con aguacate, más las salsas de la casa (picante o ahumada). El pollo (¡delicioso! y procedente del Empordà) lo puedes pedir cuarto, mitad o entero, está macerado durante un día entero con hierbas y está hecho a la brasa; de hamburguesas (muy tiernas y juegosas) hay tres de base: Cheeseburger, Dirty Bacon y Dirty Veggie, más una especial que va cambiando.

Ni se te ocurra irte de Chicken Shop & Dirty House sin probar su apple pie casero, que te lo cortan al instante y te lo acompañan con una bola de helado de vainilla, lo tibio del pastel contrastado con el helado resulta espectacular. O si no te gusta el pastel de manzana, el brownie con helado es siempre una buena opción. Olvídate de contar calorías por un día. y disfruta.