[RESTAURANTE CERRADO] Hace poco menos de un año que Poncelet Cheese Bar aterrizó en Barcelona tras triunfar previamente en Madrid y hoy os lo traemos al blog para que lo conozcáis un poco mejor, y hacer las delicias así de todos los #cheeselovers de la ciudad. La filosofía de Poncelet Cheese Bar es clara: acercar a las grandes capitales del mundo la cultura del queso artesano y abrir todo el abanico de posibilidades gastronómicas que este alimento nos ofrece. ¿Lo vemos?

Poncelet Cheese Bar resulta ser una auténtica oda al queso, elevándolo a elemento principal y ofreciéndole un trato exquisito. En él podemos encontrar más de 150 quesos artesanos de 11 nacionalidades diferentes que podemos combinar a nuestro aire o siguiendo las recomendaciones del local, con tablas de quesos ya establecidas. No obstante, Poncelet Cheese Bar ofrece mucho más y su carta (una de las más amplias que recuerdo) explora todas las posibilidades gastronómicas que ofrece el queso de forma creativa, mezclándolo con productos de temporada y de máxima calidad. Más allá de las fondues y las raclettes, encontramos carnes y pescados, arroces, pastas... Además, a los que no os guste tanto no os preocupéis, puesto que disponen de muchos y variados platos sin presencia alguna de queso. 

Nosotros empezamos nuestra visita al Cheese Bar con unos bombones de queso manchego y velo de Pedro Ximénez sobre crema de almendra asada. Seguimos con un tomate en almíbar oriental con obleas de queso pasiego y crema de romescu, para probar después el pez mantequilla con velo de panceta y emulsión de espárrago blanco y fontina y el rabo de vacuno estofado al vino tinto con queso altejo. Y para terminar, antes de los postres, una buena tabla de quesos recomendada por el maestro quesero. En este sentido, cada tabla va acompañada de una ficha donde se informa del origen, las características, el sabor, el proceso de elaboración, etc. de cada queso. Todo para quitarse el sombrero, y amenizado con un maridaje especial para cada plato. 

Por lo que respecta al local en sí, éste mezcla de forma armónica elementos contemporáneos con otros inspirados en la naturaleza, patente en el jardín vertical que decora una de las paredes del espacio. Se trata de un espacio amplio, donde predomina la madera y el color blanco, sin olvidar el color para darle un toque cálido y divertido. Al fondo de todo, destaca la barra asiática en la que los maestros queseros elaboran con mimo las tablas de quesos, y la gran cava de quesos, diseñada en forma de diamante, y que permite que sean visibles al cliente los 150 quesos artesanos que aguarda.