domingo, 5 de febrero de 2012

Actualidad: Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (2a parte)


Con la Mercedes Benz Fashion Week Madrid a punto de finalizar os dejamos con lo mejor que dlos desfiles de ieron los desfiles de viernes y sábado. Hoy, los jóvenes de EGO cerrarán la pasarela madrileña, que ha coronado a Teresa Helbig como la mejor diseñadora.



El Nueva York de los años 20 y del Cotton Club, en plena época dorada del Jazz, le sirvió de inspiración a Teresa Helbig para homenajear a la mujer sensual, misteriosa y sinuosa protagonista de aquella época. La frase “Get ready! We are going to have a show!” abrió un espectáculo donde las revolucionarias flapper-girls se hicieron con el mando, con piezas de talle largo y corte a la cadera de cuero y lana, puntillas, tul y gasa tanto para la mañana como para la noche. La catalana optó por insinuar y no enseñar con sutiles transparencias en vestidos volátiles, donde la ropa interior se entrevé. Fiel a sus técnicas de costura y acabados más refinados, nos obsequió también vestidos preciositas, con bordados de pedrería, perlas y cristales. Apuntes de Alta Costura en tonos nude, verde esmeralda, fucsia y negra, y mezclados, por cierto, con botas cawboy y estolas de piel. Estas estupendas piezas bien le valieron el premio L'Oréal de esta edición de la MBFWM, que la acredita como diseñadora con la mejor colección. Impecable.


David Delfín es sin duda alguna un diseñador mediático, al que arropan desfile a desfile sus más íntimos, que le dan a su vez un caché especial. Y el viernes se volvió a demostrar cuando Bimba Bosé, Alaska y Mario Vaquerizo salieron a cantar, de imprevisto y ante el asombro de todo el mundo, el hit de Fangoria “Absolutamente”. ¡Y aplausos sin parar! … Por lo que respecta a la colección, que os lo que importa y de lo que menos se ha hablado, Delfín se mostró más comedido que de costumbre y presentó una colección al más puro estilo 'working code' basada en el tricolor del blanco, negro y gris, con detalles mostaza. Cremalleras, brillos y algunos guiños al dorado pusieron de manifiesto que el creador reorienta sus propuestas. A los pies de las modelos, unos Louboutin de más de 15cm.


La mujer española, pintada por Julio Romero de Tormes, fue la fuente de inspiración para el desfile de Hanníbal Laguna. El diseñador recreó de este modo a la perfección, sobre la pasarela, el ideal de mujer española: vestida de negro, sobra, elegante y sensual por un lado y envuelta de gasa, voluptuosa y con arte por el otro. Una mezcla de sensualidad y romanticismo a partes iguales que inundó los 14 modelos presentados: vestidos joya –todos en negro salvo dos en dorado- cortados al bies y t-shirts con delicados micro bordados y plumas quemadas.


Ion Fiz ha cumplido 10 años en el mundo de la moda y lo celebró por todo lo alto, recalcando aún más su estilo y mostrando a una mujer segura de si misma, sabiendo hacia donde va. Para el día Fiz presentó unas modelos vestidas cual aviadoras sofisticadas de los años 40: con gorros y sastrería masculina. Para la tarde la cosa ya cambia, con una explosión de bordados con cristales de Swarovski, patrones de los años 50 con faldas tulipán, tejidos más finos, la gasa, la organza… Y con la llegada de la noche, nueve etéreos vestidos largos, de tintes barrocos con bordados artesanales...


Con “Años Dorados” Juana Martín le ha querido devolver a la mujer esa magia al vestir tan propia de la década de los 50. La época de Dior, Balenciaga, de los grandes, la adaptó la diseñadora en forma de líneas románticas y puras que buscan una exclusividad ahora eclipsada por la globalización y las grandes marcas low cost. Con unas piezas que destilan estilo lady por los cuatro costados, Juana Martín ha trabajado artesanalmente con cristales Swarovski y perlas. ¿Los colores? Negro, camel y rosa.


Ana Locking quiso con su “Cápsula del tiempo” mostrar la similitud entre el momento de crisis económica actual con la que vivió Estados Unidos en los años 20 y que culminó con el crack del 29. Y para ello se valió de siluetas inspiradas en los años 20 que contrastaron con volúmenes ovales y semirígidos contemporáneos. La prenda estrella para Locking volvió a ser la chaqueta estructurada en cortes geométricos, que se combina con vestidos cocktail de líneas redondeadas, faldas de flecos y pantalones jodhpur. En este caso, el negro y el blanco se conjugaron con el caldera, el limón fluor, el azul pato, el pistacho, el verde petróleo o el rojo coral.


Kina Fernández optó, en esta ocasión, por ofrecernos una colección cómoda y urbana a la vez qure chic, inspirada en las ciudades en las que vive. Unos diseños que fueron desde el oversize hasta las líneas más ceñidas, y del maxi al mini pasando por el midi. Todo ello combinado con bailarinas o botas planas y arrugadas que acentuaron ese look versátil y urbanita propio de las grandes metrópolis. Para la noche, sin embargo, todo cambia y toman el protagonismo los vestidos inspirados en los 40, en seda, encaje o paillettes. Destacó el rotundo negro, absoluto protagonista, con algunas concesiones al fucsia, los marrones y los ocres.


Los complementos se erigieron en los protagonistas absolutos del último desfile de la jornada del sábado en la MBFWM. Inspirada en la Edad Media, Aristocrazy presentó una colección tamaño XXL con unas modelos enfundadas en un mono negro de lycra: collares rígidos, cotas de malla doradas como armaduras, serpientes enroscadas y hojas de oro que trepan por el cuello, las muñecas y las orejas.


Y llegó el domingo. Años 50, Nueva York, jazz, más jazz, swing... y corsés, sobre todo muchos corsés. Ésta fue la propuesta de Maya Hansen para la próximo temporada Otoño-Invierno a la hora de crear sus particulares femme fatales. La diseñadora intentó plasmar en esta colección la primera sensación que tuvo cuando pisó por primera vez la Quinta Avenida, rodeada de escaparates y maravillosos vestidos y por esto decidió salir del corsé para trabajar también con otras prendas como vestidos, capelinas y blazers. ¿Su intención? Demostrar que el corsé se puede combinar con todo. Maya ha complementado sus creaciones con las piezas de joyería de Anton Heunis y los tocados y sombreros de Biliana Borissova.


Los parques y la vida británica, “Park life”, fueron el punto de partida de la colección de Martin Lemothe y no es de extrañar, por lo tanto, que la pasarela se conviertiera en un improvisado campo de césped artificial. El diseñador propuso un constante diálogo entre lo natural con prendas de seda, y lo artificial, con el cuerpo esculpido y el punto grueso tricotado. Contraste de tejidos. Los colores, muy otoñales; con gran protagonismo del color vino y el gris en combinación con el verde y el gris. Además, estampado geométrico plasmado en triángulos y cuadrados con efecto 3D. Los bombines burdeos con cadenas doradas de la sombrería Mil se conviertieron en accesorios clave de la colección, así como también los zapatos de platagorma y talón descubierto de Pilar Burgos.


Sita Murt fue otra diseñadora que se inspiró en la sociedad secreta del jazz, en este caso parisino, para crear su colección del próximo Otoño-Invierno. A la catalana no hay tipo de música que le guste más que ésta y sus preferencias se vieron de forma clara en uns diseños con mucho swing. El punto, que tanto, la caracteriza, sigue siendo el referente para Sita Murt, pero en este caso trabajado con técnicas antiguas que crean prendas envolventes de sorprendentes texturas que se convierten en sorprendentes vestidos y que se combinan con románticas blusas y delicados trajes de seda estampada. El color pasa por la gama de grises, el azul petróleo y los toques intensos y pasionales de naranja, rojo y malva. Dulce feminidad.


TCN había presentado ya en la 080 un adelanto de la colección presentada en la MBMFW y sobre la pasarela madrileña sacó todo su arsenal. Sus propuestas pasaron por los looks casuales en la calle, con especial protagonismo del punto, el tweed y el cuero, y por una lencería sexy pero de patrón clásico con sedas y encajes. Destacaron piezas como los chalecos de pluma, el pantalón pijama o telas como la felpa, con un marcado carácter preppy inspirado en los colegios británicos o las universidades estadounidenses. Y en contraste con lo anterior, sobresalieron también vestidos y faldas más femeninos, con pequeñas dosis lenceras, que abandonan la intimidad para salir con paso firme a la calle.


Carlos Díez optó por ofrecer dos colecciones muy diferentes en un único desfile: una marcada por los colores verde y amarillo e inspirada en el Tirol austríaco y otra de inspiración árabe en estampados oscuros y tonos negros. Todo, eso sí, con un marcado aire deportivo y con sus modelos con bigotes pintados.


El neón, el plata y las lentejuelas sobre prendas vaporosas marcaron la colección de María Escoté. La diseñadora buscaba el impacto y lo consiguió con el flúor más extremo combinado con cazadoras perfecto que se convierten en piezas básicas para nuestro día a día. A los “neon outfits” también les acompañaron prendas con prints animales. Apuesta arriesgada, sin duda, la de Escoté. ¿Vuelven los 80?


Sara Coleman presentó una colección contemporánea y funcional que destacó por sus cortes geométricos y por el color-materia plata como eje central. Sobria y funcional empatiza con el gusto de los paises nórdicos: minifaldas de corte tubo, pantalones carrot, LBD´s y cazadoras perfecto reinterpretadas con tintes futuristas se adueñaron de una mujer urbana. ¿A los pies? Botines chunky de cuero negro con vuelta y prácticos maxibolsos con tachuelas.


Colección personal, muy personal la de María Barros que intentó plasmar sobre la pasarela su historia, su mundo. Un mundo que se concreta en minifaldas wrap y vestidos ceñidos por maxicinturones Obi y envolventes tops asimétricos en los que la arruga fue protagonista. Para el dia, vestidos a media rodilla en tonos nude y verde menta - y para la noche, los largos diseños de escote Diana con knots y ruffles.


“Groenlandia”. Con este nombre bautizó Jesús Lorenzo a su colección y sus intenciones por lo tanto son claras: prendas de abrigo -chaquetas y abrigos- de piel ideales para los días de frío como los que estamos viviendo. ¿Los tonos? Crudo y piedra, marrones, grises metálicos, negros, blancos y turquesas.


Miguel Marinero cerró la jornada de ayer con una colección de lo más sensual, que mezcló textil y piel en colores neutros, que a la vez contrastaron con llamativas pieles rojas.


Para más información / For more information: Mercedes-Benz Fashion Week Madrid





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